Fundó una secta
religiosa secreta que veneraba a las matemáticas y cuyos seguidores se
consideraban a si mismos los guardianes de las llaves de la naturaleza. Por lo
que respecta a la psicología, los pitagóricos trazaron una nítida distinción
entre el alma y el cuerpo, afirmaron que el alma podía existir sin el cuerpo y
que el cuerpo era una prisión corrupta en la que estaba prisionera el alma. Una
parte importante del culto pitagórico se referían a la purificación de la carne
que se podía alcanzar, por ejemplo, a través de las restricciones alimenticias.
El énfasis que puso Platón en el cuidado del alma y en el carácter purificador
y transcendental de las matemáticas le convierten en un seguidor de Pitágoras.
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