La idea central del pensamiento del siglo XVII era el
espíritu del mecanismo, tener la imagen del universo como una gran máquina. En este siglo
comenzaron a aparecer una serie de ingenios que funcionaban cada vez con mayor perfección y
que provocaban la admiración de los ciudadanos: termómetros, barómetros, micrómetros,
relojes de péndulo, fuentes, etc.
Así, pues, en el siglo XVII la ciencia tuvo un gran
desarrollo, de modo que la gente comenza a cambiar de forma de pensar. Hasta entonces se miraba
hacia atrás en busca de respuestas en Aristóteles, los escolásticos, santo Tomás o
la Biblia; pero en adelante, se mirará hacia el futuro representado por la técnica capaz de
dominar y organizar la naturaleza.
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